TRES VECES VEINTE AÑOS
Tres veces veinte años es una película que refleja un momento muy
importante en la vida de toda persona, la pérdida de la juventud, y la
adaptación a los cambios que supone la vejez. No es fácil hacerse a la idea de
que el tiempo pasa, y que cada vez tenemos
más limitaciones y estamos más cerca de la muerte.
En la película vemos dos formas muy extremas de adaptarse a estos cambios, la
obsesión y la evitación de la llegada de la vejez. Mary (Isabella Rosellini) se
da cuenta de que se está haciendo mayor después de una pérdida de memoria
puntual, a partir de la cual se obsesiona con envejecer. Piensa que con el paso
del tiempo las personas mayores se vuelven más incapaces, por lo que empieza a
adaptar su casa para personas con limitaciones.
Por otro lado, Adam (William Hurt) intenta evitar hablar del tema a toda
costa con su mujer e intenta rodearse de gente joven para sentirse mejor.
El paso a la vejez es una etapa muy complicada, que creo que la gente
debería tomársela con naturalidad, es una etapa más, como puede ser el paso de
la adolescencia a la edad adulta. Es verdad, que con el paso del tiempo nos
vemos más limitados para ciertas cosas, pero también creo que la edad
cronológica no es la más importante, sino la edad psíquica, la edad que
nosotros sentimos tener.
A título personal, la película me ha hecho pensar en la manera en la que
quiero envejecer. Me gustaría tomarme la llegada de la vejez, como otro cambio
en mi vida, otra etapa por la que hay que pasar. Prefiero poder disfrutar del
tiempo de vida que me quede, ya sea mucho o poco, que estar obsesionándome con
algo que no tiene por qué afectar de manera drástica a mi vida diaria.
Si pudiese resumir la película en dos palabras serían: “CARPE DIEM”.
Realizado por Juan Diego Egido Riscos el 30/09/12.
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