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Somos Mª José Avilés, Gloria Barba, Juan Diego Egido, Cristina Felipe, Gemma Rodas y Cristina Rodríguez...

y este es nuestro pequeño espacio dedicado a la asignatura de "Enfermería Geriátrica y Gerontológica".

sábado, 8 de diciembre de 2012

BIBLIOGRAFÍA 3
Diagnósticos e intervenciones de enfermería en el paciente con enfermedad de Parkinson

Bibliografía:
Piriz Campos, R Mª. El paciente con enfermedad de Parkinson. En: Rayón, E. Manual de Enfermería Médico-Quirúrgica volumen III. Madrid: Sintesis. p. 217-225

La razón por la cual he elegido este tema para abordar la última bibliografía del trabajo de campo es porque creo que en este proceso es vital la actuación de enfermería, pues debido a que no se dispone de un tratamiento curativo, la elaboración de los diagnósticos precisos con sus correspondientes intervenciones logran que la persona mayor con Parkinson conserve la mayor independencia posible.

Según este manual, los diagnósticos de enfermería en el paciente con enfermedad de Parkinson y sus correspondientes intervenciones son los siguientes:

Alto riesgo de traumatismo: procurar un entorno seguro, un camino libre de obstáculos; enseñar al enfermo la deambulación y ejercicios de entrenamiento especiales para la marcha; aconsejar que realice un esfuerzo consciente en parar cada cierto tiempo y advertirle que correr o andar deprisa puede acarrearle caídas

Deterioro de la deglución: evaluar el reflujo deglutorio y la capacidad para toser, sentarle erguido, administrarle alimentos de fácil deglución y no apresurar al paciente. También puede participar con un logopeda en la enseñanza de ejercicios faciales  y glosales antes de la ingestión de alimentos además de disponer de un equipo de aspiración disponible para evitar el atragantamiento. Para controlar el estado nutricional del paciente es primordial pesarlo diariamente.

Deterioro de la movilidad física: evaluar frecuentemente el grado de movilidad; enseñarle la realización de un programa de ejercicios de movimiento articular progresivo y diario, y con ello advertirle que debe acompañarlos de períodos de descanso; realizar actuaciones que relajen los músculos rígidos, como masajes o baños de agua templada, especialmente en los pies y en las manos. Por último indicarle medidas para reducir o prevenir la hipotensión ortostática, como cambiar lentamente de posición o balancear las piernas antes de ponerse de pie.
Síndrome por déficit de autocuidado: evaluar la capacidad del enfermo para la realización de las AVD; estimularle para que las efectué ofreciéndole el tiempo suficiente y la ayuda necesaria.

Déficit de conocimientos respecto al tratamiento: enseñar al paciente y a la familia las precauciones que tienen que adoptar con el tratamiento antiparkinsoniano y los efectos adversos que presenta como controlar la dieta o prevenir la hipotensión postural. Instar al paciente que participe activamente en el tratamiento sin omitir ninguna dosis ni interrumpir el tratamiento.

Deterioro de la comunicación verbal: evaluar la capacidad del habla; recomendarle que practique ejercicios faciales y glosales cada hora; indicarle que use frases breves y respire profundamente antes de comenzar a hablar. Es conveniente que eliminen los ruidos ambientales y si es preciso, que el paciente se ayude de gestos. Por último, explicar a la familia que no hay que precipitar la comunicación, dedicarle a la comunicación con el paciente el mayor tiempo posible, así como enseñarles técnicas de repetición para mejorar la comunicación del afectado.

Finalmente, añadir que mediante un adecuado seguimiento y evaluación de las áreas afectadas de estos pacientes e insistiendo en las actividades propuestas por el personal de enfermería se puede lograr que mejore en gran medida la calidad de vida de los ancianos con enfermedad de Parkinson.

Realizado por Cristina Felipe Sánchez (4/12/12)

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