Diagnósticos
e intervenciones de enfermería en el paciente con enfermedad de Parkinson
Bibliografía:
Piriz
Campos, R Mª. El paciente con enfermedad de Parkinson. En: Rayón, E. Manual de
Enfermería Médico-Quirúrgica volumen III. Madrid: Sintesis. p. 217-225
La
razón por la cual he elegido este tema para abordar la última bibliografía del
trabajo de campo es porque creo que en este proceso es vital la actuación de
enfermería, pues debido a que no se dispone de un tratamiento curativo, la elaboración
de los diagnósticos precisos con sus correspondientes intervenciones logran que
la persona mayor con Parkinson conserve la mayor independencia posible.
Según
este manual, los diagnósticos de enfermería en el paciente con enfermedad de
Parkinson y sus correspondientes intervenciones son los siguientes:
Alto
riesgo de traumatismo: procurar un entorno seguro, un camino libre de
obstáculos; enseñar al enfermo la deambulación y ejercicios de entrenamiento
especiales para la marcha; aconsejar que realice un esfuerzo consciente en
parar cada cierto tiempo y advertirle que correr o andar deprisa puede
acarrearle caídas
Deterioro
de la deglución: evaluar el reflujo deglutorio y la capacidad para toser,
sentarle erguido, administrarle alimentos de fácil deglución y no apresurar al
paciente. También puede participar con un logopeda en la enseñanza de
ejercicios faciales y glosales antes de
la ingestión de alimentos además de disponer de un equipo de aspiración
disponible para evitar el atragantamiento. Para controlar el estado nutricional
del paciente es primordial pesarlo diariamente.
Deterioro
de la movilidad física: evaluar frecuentemente el grado de movilidad; enseñarle
la realización de un programa de ejercicios de movimiento articular progresivo
y diario, y con ello advertirle que debe acompañarlos de períodos de descanso;
realizar actuaciones que relajen los músculos rígidos, como masajes o baños de
agua templada, especialmente en los pies y en las manos. Por último indicarle
medidas para reducir o prevenir la hipotensión ortostática, como cambiar
lentamente de posición o balancear las piernas antes de ponerse de pie.
Síndrome
por déficit de autocuidado: evaluar la capacidad del enfermo para la
realización de las AVD; estimularle para que las efectué ofreciéndole el tiempo
suficiente y la ayuda necesaria.
Déficit
de conocimientos respecto al tratamiento: enseñar al paciente y a la familia
las precauciones que tienen que adoptar con el tratamiento antiparkinsoniano y
los efectos adversos que presenta como controlar la dieta o prevenir la
hipotensión postural. Instar al paciente que participe activamente en el
tratamiento sin omitir ninguna dosis ni interrumpir el tratamiento.
Deterioro
de la comunicación verbal: evaluar la capacidad del habla; recomendarle que
practique ejercicios faciales y glosales cada hora; indicarle que use frases
breves y respire profundamente antes de comenzar a hablar. Es conveniente que
eliminen los ruidos ambientales y si es preciso, que el paciente se ayude de
gestos. Por último, explicar a la familia que no hay que precipitar la
comunicación, dedicarle a la comunicación con el paciente el mayor tiempo
posible, así como enseñarles técnicas de repetición para mejorar la
comunicación del afectado.
Finalmente,
añadir que mediante un adecuado seguimiento y evaluación de las áreas afectadas
de estos pacientes e insistiendo en las actividades propuestas por el personal
de enfermería se puede lograr que mejore en gran medida la calidad de vida de
los ancianos con enfermedad de Parkinson.
Realizado
por Cristina Felipe Sánchez (4/12/12)
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