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Somos Mª José Avilés, Gloria Barba, Juan Diego Egido, Cristina Felipe, Gemma Rodas y Cristina Rodríguez...

y este es nuestro pequeño espacio dedicado a la asignatura de "Enfermería Geriátrica y Gerontológica".

sábado, 3 de noviembre de 2012


CUESTIONARIO 6: 23-10-2012

1. ¿Qué cambios pueden producirse con el envejecimiento en la fisiología de la sexualidad?

   Fisiología masculina: debido a la disminución de testosterona, existe una respuesta a la excitación más lenta, una erección menos firme, ausencia de eliminación de líquido preeyaculatorio, orgasmos de duración disminuida, y aumento del tiempo en volver al estado previo a la estimulación.

   Fisiología femenina: debido a la disminución de estrógenos y progesterona, existe una respuesta más lenta a la excitación, una reducción de la lubricación y por lo tanto un coito más doloroso, disminuye la duración y el número de orgasmos, tarda más tiempo el volver a la fase preestimulatoria conservándose la capacidad multiorgásmica.

2. Estos cambios que se producen en el envejecimiento, ¿justifica siempre que se produzca una disminución del interés sexual?

   No hay pruebas de que el proceso de envejecimiento por sí mismo determine una disminución del interés sexual. Parece que lo que se produce con el envejecimiento es, más bien, un cambio en la forma de experimentar y disfrutar del sexo.

      A pesar de que fisiológicamente no está justificada la pérdida de interés sexual en la vejez, existen factores asociados al envejecimiento (factores fisiológicos -determinadas enfermedades- y factores psicológicos- estereotipos, falsas creencias, miedos, falta de información) que pueden obstaculizar el adecuado disfrute de la sexualidad en esta etapa de la vida.

     Es importante tener en cuenta que el cambio en la vida adulta no es universal (hay muchas diferencias entre personas), no es unidimensional (cada capacidad o función evoluciona de diferente manera), no es unidireccional (hay capacidades que involucionan, pero otras se mantienen e incluso mejoran) y no es necesariamente irreversible (hay aspectos y dimensiones que se pueden mejorar). Estas consideraciones son perfectamente aplicables a la experiencia sexual en la vejez.

     La sexualidad y la afectividad se mantienen durante toda la vida en la persona, por lo que no desaparece ni la actividad ni el interés sexual.

3. ¿Cuáles son los problemas de salud o las enfermedades que pueden dificultar la sexualidad?

   Artritis. El dolor de las articulaciones ocasionado por la artritis puede hacer que el contacto sexual resulte incómodo. La cirugía de reemplazo de articulaciones y los medicamentos pueden aliviar este dolor. También pueden ser de utilidad el ejercicio, el descanso, los baños calientes y los cambios de posición o de horario para la actividad sexual.

   Dolor crónico. Además de la artritis, un dolor que persiste durante más de un mes o que aparece y desaparece frecuentemente puede ser ocasionado por otros problemas óseos o musculares, herpes zóster  mala circulación, o problemas de los vasos sanguíneos. Este malestar puede, a su vez, ocasionar problemas para dormir, depresión, aislamiento y dificultad para moverse. Estos pueden interferir con la intimidad entre las personas mayores. El dolor crónico no tiene por que ser parte del envejecer, con frecuencia, se puede tratar.

   Diabetes. Muchos hombres que sufren de diabetes no tienen problemas sexuales, pero esta es una de las pocas enfermedades que puede causar impotencia. En la mayoría de los casos, el tratamiento médico puede ayudar.

   Problemas de corazón. El estrechamiento y endurecimiento de las arterias, conocido como arteriosclerosis, cambia la estructura los vasos sanguíneos e impide que la sangre fluya libremente. Esto puede implicar problemas de erección en los hombres y puede aumentar la tensión arterial (hipertensión). Uno de los trastornos vasculares más frecuentes es la enfermedad arterial oclusiva peneana, por ejemplo, casi siempre parte de una aterosclerosis difusa, se asocia a dietas altas en grasa y colesterol que favorecen el depósito gradual de colesterol en las paredes de las arterias.

   Algunas personas que han sufrido un infarto temen que el tener relaciones sexuales pueda ocasionarles otro ataque. La probabilidad es muy baja. La mayoría de estas personas pueden volver a tener relaciones sexuales entre 3 y 6 semanas después de estabilizarse tras un ataque, si su médico lo aprueba. Siempre siga el consejo de su médico.

   Incontinencia. La pérdida del control de la vejiga o el escape de orina es más común a medida que envejecemos, especialmente en las mujeres. La incontinencia por esfuerzo sucede por ejemplo al hacer ejercicio, toser, estornudar o levantar algo. Debido a la presión extra sobre el abdomen durante el acto sexual, la incontinencia puede conducir a que las personas lo eviten. La buena noticia es que, por lo general, esto se puede tratar.

   Accidente cerebrovascular. Un accidente cerebro-vascular rara vez afecta la capacidad de sostener relaciones sexuales, aunque es posible tener problemas de erección. Es poco probable que el acto sexual pueda ocasionar otro accidente. Alguien con debilidad o parálisis causada por un accidente cerebro-vascular puede tratar de usar diferentes posiciones o dispositivos médicos que les permita continuar practicando el sexo.

   El déficit de vitamina B12 puede afectar también a la sensibilidad peneana de los hombres.

   También hay que tener en cuenta que muchos medicamentos tienen efectos secundarios que pueden influir sobre la función sexual. Fármacos que se consumen para enfermedades cardiovasculares o depresión pueden afectar especialmente a la capacidad del hombre para tener erecciones y/o pueden disminuir el deseo sexual.

4. La menopausia, ¿se relaciona con una disminución del interés sexual?

   La menopausia por sí misma no parece tener un efecto negativo mayor sobre el interés sexual. Contrariamente al estereotipo, muchas mujeres postmenopáusicas experimentan un aumento del interés por la actividad sexual, lo cual puede deberse a múltiples razones tanto de tipo fisiológico (p.ej., el efecto de los andrógenos ante la deficiencia estrogénica postmenopáusicas  o psicológico (p.ej., desaparece el temor a un embarazo no deseado).

5. ¿Es la impotencia una consecuencia inevitable del envejecimiento?

   Rotundamente no. La impotencia puede estar asociada a determinadas enfermedades tales como las de tipo vascular, diabetes, intervenciones quirúrgicas en la zona pélvica, enfermedades renales, etc., que pueden contribuir a disminuir la capacidad para mantener un volumen adecuado de sangre dentro del pene y así, ser más difícil para el hombre mantener la erección.

   En una gran parte de los casos, la impotencia es causada y mantenida por factores psicológicos mientras que, sin embargo, las impotencias de tipo orgánico son las menos frecuentes, y con frecuencia se puede manejar e incluso, curar.

6. ¿Qué factores psicológicos pueden obstaculizar el disfrute de una adecuada sexualidad en la vejez?

   Aceptación de propia imagen corporal, la pérdida de capacidad física y los cambios fisiológicos

   La aceptación de la vulnerabilidad de la vida y de la proximidad de la muerte.

   Los vínculos afectivos, la necesidad de relaciones emocionales íntimas y de pertenencia.

  La autoestima, la seguridad emocional y la fidelidad, el respeto, la comunicación y la intimidad sexual.

   La historia sexual previa.

   Los estereotipos culturales

   La causa psicológica más frecuente para los problemas sexuales es la depresión, presente en el 10% de los casos de impotencia, pudiendo empeorar con la toma de fármacos  de igual modo que la ansiedad. Otros estresores frecuentes como la pérdida de la pareja, la disminución o deterioro de la red social y el nivel socioeconómico pueden contribuir en la actividad sexual.

  El temor por enfermedades cardíacas o respiratorias, así como las intervenciones quirúrgicas de próstata pueden provocar temor a la actividad sexual y disfunción sexual.

7. ¿Cómo se puede ayudar a las personas mayores a disfrutar de su sexualidad?

   Normalizar la sexualidad, hablar de ella, alejándose de los tabúes y creencias negativas.

  Como profesionales de la salud debemos formar e informar acerca de la sexualidad en la vejez, tanto a los mayores como a otros profesionales y a la población general.

   Garantizar que las personas mayores puedan disfrutar con normalidad y libertad de su sexualidad.

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