El Parkinson en el anciano
Sintomatología Clásica
Referencia Bibliográfica:
Centro Caren Neurorehabilitación [sede Web]. Buenos Aires: Centro Caren; 2009
[acceso 6 de octubre de 2012]. Enfermedad de Parkinson; [aproximadamente 2
pantallas]. Disponible en: http://www.neurorehabilitacion.com/enfermedad_de_parkinson.htm#3
He escogido esta bibliografía porque, después de buscar
información y conociendo la enfermedad de cerca, he considerado que explica el
cuadro clínico de forma suficientemente clara y centrándose en los síntomas más
típicos de la enfermedad.
En los primeros estadíos de la enfermedad, los síntomas son
muy leves y van haciéndose más severos conforme avanza la misma.
El cuadro inicial consiste en: dolor articular, dificultad
para realizar movimientos y cierto agotamiento. Incluso la caligrafía puede
empezar a tornarse algo más pequeña e irregular.
La depresión también suele ser bastante frecuente en estos
pacientes, sin embargo, rara vez se busca su asociación con el Parkinson.
Por regla general, a continuación van apareciendo
alteraciones del pensamiento, la memoria, el lenguaje y la capacidad de
solucionar problemas. Evolucionando esto, en un 30% de los casos, hacia una
demencia.
Estos síntomas, sin embargo, pueden existir durante mucho
tiempo antes de que aparezcan los que son los síntomas propios de la
enfermedad.
Cuadro típico:
Temblor:
Es el primer y más evidente de los síntomas, pudiendo llegar a ser
incapacitante. Comienza de forma asimétrica y aparece esencialmente en reposo.
Es más habitual que se haga más notable en las manos, aunque también puede
apreciarse en la boca o en la cabeza. Este disminuye al ejecutar una acción,
adoptar determinada postura, o al dormir.
Sin
embargo, debemos tener en cuenta que no todos los pacientes presentan temblor;
esto ocurre en el llamado “Parkinson acinético”.
Rigidez:
Es otra de las primeras manifestaciones. evidente durante el movimiento pasivo
de un miembro, por una aumento de la tensión muscular. En la gran mayoría de
los pacientes, aparece primero en un solo lado del cuerpo, generalizándose más
tarde. Otra característica es la aparición de dificultad y lentitud en la
iniciación y continuación de los movimientos voluntarios y automáticos.
Por
tanto, se registra una escasez de movimientos espontáneos. Al enfermo le
resulta muy difícil el hecho de levantarse de una cama o una silla o darse la
vuelta en la cama. Se aprecia una disminución de gestos faciales. La marcha se
vuelve lenta, arrastrada, con pasos cortos y falta de balanceo en los brazos.
Además, se pueden apreciar también fácilmente alteraciones de la postura
corporal.
Todo esto podría dar la impresión de que
nos encontramos ante una persona ausente, indiferente, intelectualmente
deteriorada o deprimida; en la mayoría de los casos nada de esto es verdad. Sus
facultades intelectuales están intactas, aunque son más lentas de lo habitual.
Bradicinesia:
Se observa lentitud y torpeza en la realización de movimientos voluntarios,
afectando de forma importante a la realización de las actividades básicas de la
vida diaria.
Hipocinesia:
Lentitud del movimiento y cierta dificultad para iniciarlo; afectando, por
ejemplo, al caminar; de forma que el paciente notará una sensación parecida a
quedársele los pies pegados al suelo. En los casos graves, el paciente camina
con pasos cortos y apresurados, inclinando el cuerpo hacia delante.
Inestabilidad:
Aparecen anomalías de la postura; con cierta inclinación de la cabeza y el
cuerpo hacia delante, así como flexión de codos y rodillas. Son frecuentes las
caídas, debido a la dificultad del enfermo para mantener el equilibrio.
Otras manifestaciones clásicas también son las dificultades
en el aprendizaje o la concentración, depresión, pérdida de peso y trastornos
del sueño.
Realizado por Gemma Rodas Garrido; 06/10/2012
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